El Agro y el PAIS.

                            

                               “Aquellos que no recuerdan el pasado

                                                                          están condenados a revivirlo”.

                                                                                                                      Santayana

Por Pedro Hernández.

 

La situación del agro hoy,  podemos definirla como siguiendo la rutina de los últimos 20 años, para no retroceder demasiado en la historia. Reclamos casi permanentes por temas de endeudamiento, problema endémico sobre el que se viene hablando desde 1985. En la búsqueda de soluciones se han dictado más de diez leyes de refinanciación, en los últimos veinte años. Nadie reflexiona que el agro es un sector con riesgos muy superiores al resto de la economía, algunos desequilibrantes e inevitables como el clima, tomador de precios, tiempos productivos diferentes, a lo que hay que agregarle  un marco de inseguridad cambiaria que ha caracterizado al país en los últimos 50 años. Esto hace del campo un sector rehén. Sin embargo los créditos han sido otorgados, en las mismas condiciones- los mismos intereses- que para una industria bajo techo. Esta situación, bueno es recordarlo, ha sido aceptada históricamente por las gremiales rurales. Hoy están reclamando una solución de fondo,  sin cuestionar el modelo de economía desintegrada, sin hablar de las causas y como si este gobierno fuera el responsable de la situación del endeudamiento. No se puede pretender la mejor solución, que no se dio en toda la década del 90, con una mejor situación del país.

 

Los que mayoritariamente han votado-históricamente- a los grandes responsables de los problemas de hoy, que jamás cumplieron sus promesas, no pueden presionar para que se les contemple todo lo que nunca se les contempló, en el marco en que está el país. Creo que hay que actuar con más seriedad, esté gobierno todavía no ha asumido la magnitud de los problemas que tiene que enfrentar. Y para ello todos debemos colaborar. Es el país que necesita ese aporte, los intereses corporativos no pueden seguir impunes.

 

No por casualidad han emigrado del campo desde 1954, 264000 personas - según censo agropecuario del 2000 -, entre ellos unos 40000 productores y nadie se conmovió más allá de los discursos. La dirigencia rural también tiene que asumir esto a la hora de los reclamos. Se  olvida la historia una vez más y esto es lo que ha llevado al campo y al país de una crisis a la otra, tres en los últimos 45 años.

Por otra parte, cualquier “solución” la pagará el país, entre ellos los más postergados, los que no tiene poder corporativo. En algún momento habrá que empezar a pensar como país, esto vale para gobernantes y gobernados. ¿No será este el momento? Sería bueno que todos asumamos la magnitud del desastre económico y social en que está el país. Creo que no nos hemos dado cuenta

 

El gobierno  está dando soluciones al endeudamiento desde la visión del modelo de economía desintegrada y en ese marco ha atendido los reclamos del agro, escuchándolos, como no fueron escuchados nunca, esto hay que reconocerlo. Pero también hay que decir que las causas de fondo del endeudamiento del campo y los demás sectores no están asumidas en su verdadera magnitud, política y económica. Los gobiernos responsables del equilibrio de las cargas en la economía, no han cumplido históricamente, la multitud de devaluaciones y atrasos cambiarios son la prueba más elocuente. Este incumplimiento es la causa central de la desestabilización de los contratos, del endeudamiento y los incumplimientos. El nuevo gobierno está perdiendo la oportunidad histórica de transparentar la economía. No hay cambios posibles mientras cada sector reclame para su “chacrita”. Para evitar esto, obviamente se necesita la señal política de una visión país, que no está. En este tema tampoco hay ninguna propuesta gremial que implique un cambio.

 

El cambio significa caminar hacia un modelo de economía integrada – sin sectores rehenes -, en lo que ninguna gremial agropecuaria está pensando, ni ningún otro sector, gremial o económico.  

Un país sin poder de decisión, por el nivel de endeudamiento y las enormes asimetrías que se profundizan desde hace décadas, no puede tener una relación cambiaria que le sirva a todos los sectores – sociales y económicos -La historia uruguaya, recoge esa realidad – que nadie quiere asumir en su verdadera dimensión - y muestra que la tasa de cambio en el marco de una economía desintegrada favorece a unos y perjudica a otros, depende de la relación. Es un país con una economía en la que cuando a unos sectores les va bien a otros les va mal y esa es la lamentable historia de los últimos 50 años. En un modelo desintegrado como el que tenemos, las mejoras en la relación cambiaria van a favorecer fundamentalmente – abusivamente - a los sectores mejor posicionados o dominantes. Por algo los crecimientos de la economía no disminuyen los desequilibrios sociales.

 

La salida es la integración, para corregir las transferencias - indebidas - entre sectores de la economía por la relación cambiaria, que se supone debe estar pensada en función del interés del país. Seguir discutiendo si hay atraso cambiario o no, si no  se cuestiona  el modelo económico, desintegrado, es una historia sin fin y una distracción sobre los profundos problemas estructurales, que tienen como mínimo 50 años.

 

Hoy cada uno reclama para sí según su fuerza, es la visión del país corporativo. La otra cosa  que debemos asumir es que hay muchos agros – lo mismo sucede en los demás sectores -, fruto del manejo político-económico de los últimos 50 años, sin política agropecuaria país. Hoy no es la misma situación para los inversores del agro sin deudas, que para los que tienen deudas, etc., etc. Por tanto las soluciones deben ser fuertemente diferenciales. Eso es lo que no se ha hecho nunca, de ahí el modelo desintegrado, de ahí los problemas recurrentes. Política es tratar distinto lo que es diferente. Y eso significa apuntar al largo camino de una economía integrada que lleva 50 años esperando.

 

Es obvio que la realidad cambiaria no los afecta a todos de la misma manera y aquí volvemos al tema país, si lo miramos como uno, integrado, o no. Pero somos una sociedad en la que cada uno habla de cambiar, pero que cambien los otros. No se puede seguir escribiendo sobre el agro en forma anedóctica y descontextualizado de la realidad del país. La confrontación ciudad campo, ha sido una herramienta que sirvió a los que  gobernaron hasta el 1 de Marzo de 2005 y a los grandes intereses. Debemos comprender esto para encontrar las soluciones de fondo, que el campo en particular y el país en general necesitan. La información descontextualizada es desinformación. En los últimos 50 años hemos presenciado la liquidación de miles de productores, pero se aceptó el discurso de que eso era un fenómeno mundial. Hoy tenemos un agro con una enorme concentración de sus recursos. La dirigencia gremial debe asumir en este tema también la responsabilidad que le cabe. Un ejemplo – entre varios – para ver donde estamos parados, pasamos de tener del orden de lo 9000 productores lecheros – remitentes a plantas - a unos 3000, Nueva Zelandia tiene 13000. Hemos estado autodestruyendo el país, en la riña corporativa por los recursos y los favorecidos han sido los grandes intereses.

 

Por donde se ha transitado no es el camino para reconstruirlo, en realidad hay que refundarlo, como uno.

Todos los sectores deben ofrecer una mirada distinta.

Llegó la hora de mostrar que nos queda un resto de grandeza para ofrecer al país, de todos.

Es imprescindible que el país sea comprendido en su diversidad e integrarlo para darle sustentabilidad a las políticas.

 

Hay que asumir y levantar las vergonzosas asimetrías sociales, para tener una economía en serio.

En realidad, más allá de los discursos, el país esta en una emergencia social y económica, los datos estadísticos así lo indican. Si no asumimos esto, las soluciones serán parches como los que se han puesto en los últimos 50 años, para ocultar la profundidad de los problemas y eludir las responsabilidades políticas. No hay más margen, se ha ido demasiado lejos sin pensar en el país, 50 años de espaldas al mismo nos pasan la factura. Por eso todos deben reclamar pensando en el mismo y por fuera de la politiquería partidaria que sigue actuando con total irresponsabilidad e indeferencia frente a la gravedad de los hechos. Estamos en una encrucijada histórica y parece que la dirigencia no recuerda nada. Es más, los grandes responsables siguen en los juegos partidarios, que siempre hicieron sin importarles el país.

 

phr@internet.com.uy                      Setiembre de 2005.

PD: Por la falta de políticas país, hoy tenemos una maraña de inequidades y en  ese marco todos quieren lo mejor.

A título de ejemplo: A los buenos pagadores, que muchos lo han hecho a costa de su patrimonio o costo social de la familia, a la hora de una solución al endeudamiento, ¿no se debería haber reclamado tenerlos en cuenta?

Hay endeudados que no rebajaron su calidad de vida.

Con esto quiero mostrar que una solución minimamente equitativa, solo será posible asumiendo que el país – más allá de los discursos - está en emergencia social y económica, que todos parecen ignorar.