Mensaje de Adriana Vayra, coordinadora de Attac Uruguay en
el Acto de constitución de la Comisión Ciudadana para una auditoría de la deuda
pública externa e interna, realizado en la Sala Paulina Luisi del Ed. Anexo del
Parlamento el 9 de agosto de 2005.
ATTAC, cuya sigla significa Asociación por una Tasa a las
Transacciones financieras en Ayuda a los Ciudadanos, es un “movimiento
internacional para el control democrático de los mercados financieros y de sus
instituciones". Se constituye en red sin estructuras
"jerárquicas" ni "centro" geográfico. Es pluralista, se
enriquece con la diversidad de sus componentes y favorece la acción común sin limitar
de ninguna manera la libertad de intervención de cada uno. Se propone reforzar,
relacionar y coordinar en el ámbito internacional la intervención de todos los
asociados que se reconocen en su plataforma. Desea también estrechar la
cooperación con todas las redes cuyos objetivos convergen con los suyos.
El tema de la deuda externa,
integra la plataforma internacional de la red Attac. Varios grupos ya lo han
tomado como punto central de sus actividades, fundamentalmente los grupos de Attac
europeos junto a organizaciones de la
sociedad civil que abarcan desde asociaciones de vecinos hasta sindicatos.
Hace 3 años Attac Uruguay comenzó un ciclo de seminarios y encuentros sobre deuda externa. En las actividades que realizamos junto a otras organizaciones, escuchamos las opiniones y propuestas de técnicos y especialistas internacionales y nacionales así como las de representantes de todos los grupos políticos. Pudimos comprobar que absolutamente todos, independientemente de su orientación política, reconocen que esta deuda es impagable.
Así que la primera pregunta
que nos hicimos fue ¿Cómo llegamos a esta situación? Para comenzar a
desarrollar este punto, surgió la idea de abrir un espacio en donde se
centralizaran documentos, debates, libros, ponencias, análisis y opiniones de
quienes se han dedicado a estudiar y a desarrollar propuestas para resolver el
tema del endeudamiento externo. Es así que en un acuerdo con Emaús-Aportes de
Uruguay creamos el sitio web Observatorio de la deuda y concretamos la idea de
disponer de un lugar físico equipado para el funcionamiento del Observatorio.
Este acuerdo se amplió en ocasión del
FSM 2005 en Porto Alegre, en donde Attac Internacional, Emaús Internacional y
Contrato Internacional por el Agua establecimos otro acuerdo de colaboración.
También durante el FSM2005, participamos de la creación del Observatorio
Internacional de la Deuda, que cuenta
con organizaciones y personalidades de todo el mundo y cuyo sitio web estará
funcionando en breve.
A través de las actividades
desarrolladas en estos años, comprobamos también la falta de información a
nivel general, el desconocimiento sobre el tema si bien todos sentimos su peso.
También vimos que en otros países latinoamericanos habían comenzado procesos de
veedurías ciudadanas y Auditorias de la
deuda pública externa e interna como única salida de la pobreza y el
subdesarrollo.
Esas propuestas de
Auditorias nacieron de la sociedad civil, en forma amplia y pluralista, procurando incidir en los ámbitos políticos
nacionales e internacionales para alcanzar una solución justa y humana al
problema de la deuda externa, de manera que los recursos fruto del trabajo de
los ciudadanos sean invertidos en salud, educación, vivienda y empleo.
¿Por qué una auditoria?
En primer lugar, para entender cómo se llegó a esta situación, para
conocer y divulgar los principales mecanismos que influenciaron
el crecimiento de la Deuda Externa. Para buscar una explicación a la magnitud de la
deuda y a la magnitud de los problemas
- sociales y económicos. Para generar mecanismos que promuevan la transparencia
en las negociaciones, no solo de las deudas pasadas, sino de las futuras, para
terminar con las tradicionalmente secretas negociaciones de la deuda e iniciar
una activa acción de vigilancia y control por parte de la sociedad civil y de
las instancias parlamentarias correspondientes. Para evitar cometer los
mismos errores en negociaciones futuras o caer en la espiral de nuevas deudas.
En definitiva, para aprender de nuestra propia historia. Y porque el derecho a
la información es fundamental, sobre todo cuando se trata de los fondos
públicos.
En segundo
lugar, para poder construir, con el apoyo de las organizaciones
y movimientos sociales, propuestas que tengan como objetivo la reducción de las
deudas existentes y una mejor gestión de las nuevas deudas. Estas propuestas
serían presentadas al gobierno, con quien se espera, se trabajará en forma
concertada.
En tercer lugar, para llevar a cabo acciones a nivel
internacional encaminadas a incidir en las decisiones de los gobiernos
acreedores e instituciones financieras multilaterales y privadas, a favor de
soluciones que tengan en cuenta también la deuda social generada con las
poblaciones afectadas.
Existen
a nivel internacional hoy condiciones favorables para planteos de este tipo. En
los países del primer mundo un gran número de organizaciones sociales, están
buscando soluciones para el endeudamiento de los países del tercer mundo,
movilizan a millones de personas que presionan a sus gobiernos.
En
Latinoamérica hay países en donde la sociedad civil organizada ha comenzado procesos de auditoria, y ha
presentado propuestas de desendeudamiento a su gobierno. Su experiencia nos
sirve de inspiración para buscar nuestro camino a la uruguaya.
Además
hay antecedentes históricos: Brasil en 1931, durante el gobierno Vargas se
realizó una auditoria donde se verificó que apenas el 40% de los
contratos estaban documentados, no había contabilidad regular ni control de las remesas al exterior. ¿Qué
medida adoptó el gobierno? Para
sustentar la decisión unilateral de suspender el pago, las autoridades
brasileras recurrieron a una auditoria. En 1931, por decreto, todos los
contratos de préstamos públicos externos fueron revisados. La deuda, de 1,294
billones de dólares en 1930, fue reducida a 597 millones de dólares en
1948. En 1930, el servicio de la deuda
representó 30% de las exportaciones, mientras en 1945 solo representó poco más
de 7%.”
En aquella época, hubo una
articulación entre 14 países de América Latina, entre ellos Uruguay, que
apoyaron a Brasil. Hoy eso está
prohibido por el FMI, que exige que cada país se presente solo para
negociar.
Otro
antecedente lo encontramos en la Argentina. A consecuencia de la lucha iniciada
por Alejandro Olmos en 1982, se instauró un proceso en un tribunal argentino.
Se solicitó a profesionales del área económica, provenientes de facultades
locales, la elaboración de un estudio a partir de datos proporcionados por el
Banco Central. Se concluyó que entidades internacionales (FMI, BIRD),
juntamente con el gobierno dictatorial de entonces, dirigieron el país hacia la
inercia financiera por medio de la política de endeudamiento externo, con la
co-responsabilidad de los acreedores. La crisis de la deuda ya podía ser
prevista, y los problemas económicos pudieron haber sido solucionados de otra
forma, sin embargo, se recurrió a la política de préstamos, con el incentivo
del FMI.
Hay
ejemplos más lejanos, sobre los cuales no nos vamos a extender, pero igualmente
ilustrativos como el arreglo alemán de hace 50 años que abrió la posibilidad
del arbitraje para las deudas soberanas, o la salida de mediación para el caso
de Indonesia, porque ese gobierno había hecho una obra beneficiosa para la
civilización occidental y cristiana a fines de los 60, principios de los 70,
como fue asesinar a 500 mil ciudadanos con el famoso plan Jacarta.
Entonces, cómo es que cambian las reglas de juego ¿Quiénes las hacen? Los acreedores, como se vio hasta ahora. Suben las tasas de interés de forma unilateral, dicen por favor pasen de a uno a las negociaciones, juntos no, te presto pero pongamos algunas condicionalidades, quería prestarte pero justo apareció el riesgo país qué lastima..., etc.
Si
no comenzamos a diseñar nuestras
propias reglas de juego, otros seguirán haciéndolo por nosotros.
Es hora de que la sociedad en
su conjunto, juegue el papel que le corresponde a la hora de los cambios. Para
aportar a este proceso de cambios iniciado el 31 de octubre pasado es necesario
poner en discusión temas que son polémicos y que tienen varios
enfoques, pero que no se pueden eludir más. Tiene que ver con el ejercicio de
la democracia, con la construcción de ese Uruguay productivo y con justicia
social que todos queremos.
Por
eso sostenemos que el tema de la deuda no es sólo económico, es antes que nada,
político. Para encararlo de otra
forma hay que revertir la visión
economicista con la que se conduce la economía. No puede ser que la
política tenga prohibido algunos ámbitos para tomar decisiones, como los
mercados financieros o las negociaciones sobre deuda. Pensemos en la ausencia
absoluta de crítica de los comentaristas económicos en relación al
funcionamiento del mercado. La credibilidad de
las medidas de política económica es juzgada, solamente, según la reacción de
los mercados. Los comentarios nunca analizan la situación contraria: la
credibilidad y la sustentabilidad de los mercados frente a la Política, que es
el lugar verdadero de composición de los intereses de todos los ciudadanos.
Y aquí viene otro argumento a
favor de la auditoria. Su realización lleva implícita la modificación de las
reglas del juego. Es una apuesta a un futuro diferente, que no se logrará sólo con consignas. Se trata de
recorrer un camino nuevo, donde se necesitará la participación de un equipo
multidisciplinario de técnicos, abogados, contadores, especialistas en derecho
internacional y financiero, economistas, mujeres y hombres, trabajadoras y
trabajadores de Uruguay que deseen
construir su propio futuro sobre bases más justas.
Y para finalizar reiteramos,
como dice la convocatoria, que para revertir el daño que acarrearon las
políticas económicas anteriores, debemos dar una respuesta ética, democrática y
productiva, por eso los invitamos a unirse a esta Comisión ciudadana para la
realización de una Auditoria de la deuda pública externa e interna que nace hoy
9 de agosto 2005.
Muchas gracias.